sábado, 25 de febrero de 2017


MUNDO NATURAL 


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CONOCIMIENTO DEL MUNDO NATURAL.

TERCER CICLO (CUARTO Y QUINTO AÑO DE VIDA)


CARACTERIZACIÓN DEL ÁREA
Los  intereses de los niños de cuarto y quinto años de vida parten  de su  realidad inmediata, del mundo que los rodea. La naturaleza es  una fuente importante para propiciar el desarrollo de intereses,  conocimientos  y  habilidades en los niños, ya que tiene la ventaja  de  ser rica  en  materiales,  experiencias y hechos  observables,  además  de permitir un intercambio directo e intenso con los niños.
El objetivo fundamental a lograr en este ciclo en el área de  naturaleza  es que los niños amplíen y enriquezcan las vivencias  acerca  de los fenómenos naturales, precisen sus representaciones sobre ellos,  y se  apropien  de  modos de intercambio con el mundo  natural  que  les permita explorarlo y cuidarlo mejor.
Los  conocimientos  adquiridos durante las actividades  de  naturaleza deben  ser  aprovechados en otras áreas. Los niños pueden  expresar  a través de la música, el lenguaje, la plástica, etc; el resultado de su intercambio con el medio.
Las emociones que experimentan los niños y la significación social del cuidado  y utilización de la naturaleza, pueden ser reflejadas y  ampliadas en las actividades de vida social.
Una vez terminado el ciclo, los niños deben poseer una adecuada preparación para enfrentarse, en el sexto año de vida, a tareas más complejas  y cualitativa mente diferentes, como es la sistematización de  los conocimientos naturales.
OBJETIVOS
. La  educadora encaminar  su trabajo a que los niños del ciclo  logren:
. Conocer algunas características del sol, el agua y el aire.
. Comparar plantas en cuanto a la forma, tamaño y color de sus  partes.
. Conocer algunas características de las plantas ornamentales, alimenticias    y  medicinales.
. Comparar  animales  en cuanto a su aspecto exterior,  la  forma  de   trasladarse   de un lugar a otro, y la alimentación.
. Diferenciar  partes del cuerpo humano y las acciones que se  pueden   realizar con ellas.
. Conocer los órganos de los sentidos y su función.
. Reconocer la importancia de utilización y cuidado la naturaleza.

CONTENIDOS
Naturaleza inanimada:
- Conocimiento de algunas características del sol (forma, color, luz y calor).
- Observación   de  manifestaciones  de  la  necesidad  de   la   luz. Diferenciación de   objetos transparentes y opacos.
- Conocimiento de algunas características del agua: cambio de  estado, no   tiene color ni sabor, deja pasar la luz, algunas cosas flotan y otras no. Su importancia.
- Conocimiento de la existencia del aire. Su importancia.
- Observación de las nubes.
- Diferenciación   de  algunos cambios en  el estado del  tiempo  (día   nublado,   lluvioso y soleado).
Mundo vegetal
- Comparación de  algunas plantas en cuanto a la forma, tamaño y color así como  de  sus partes: hojas, flores y tallos.
- Reconocimiento   de algunas características externas y el nombre  de plantas   ornamentales.
- Conocimiento sobre algunas  plantas alimenticias (nombre, partes  de la    planta que se consume, forma de consumirse, cómo  se  siembra,   características externas de la planta, etcétera).
- Identificación  de plantas medicinales (nombre, forma, color, partes de  la planta que se utilizan, forma en que se consume,  para  qué). Reconocimiento de la necesidad de sembrar plantas medicinales.
Mundo animal
- Conocimiento  de  algunas características de los  animales  (aspecto exterior, forma de trasladarse de un lugar a otro y de alimentarse)
- Reconocimiento de la importancia de cuidar a los animales.
Hombre.
- Diferenciación de las partes del cuerpo humano y  sus funciones.
- Conocimiento de los órganos de los sentidos y su importancia.
- Reconocimiento de la importancia de cuidar y utilizar la naturaleza.

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ORIENTACIONES METODOLOGICAS
El  enfoque  metodológico de este programa consiste  en  estimular  el interés de los niños hacia el mundo natural, en despertar la curiosidad y  buscar siempre, un nuevo conocimiento.
En  el  cuarto y quinto años de vida, la educadora debe  estimular  al niño  a interactuar con ese mundo que le interesa. El  debe ser  quien observe,   actúe,   explore,  descubra,  establezca   relaciones,   y paulatinamente  llegue  a sus propias  conclusiones,  gracias   a  la adecuada organización de la actividad y la guía de la educadora.
Para el tratamiento  de los  contenidos de mundo natural la  educadora cuenta con una frecuencia quincenal. Al seleccionar el momento en  que se  va  a dar determinado  contenido a los niños, ella debe  tener  en cuenta  que el fenómeno natural debe estar presente, siempre  que  sea posible.  Es por eso que se sugiere aprovechar cualquier  ocasión  del día que resulte propicia para realizar las  observaciones, hacer algún experimento, etcétera.
Deben  utilizarse  los  horarios de la guardia en  la  naturaleza,  el trabajo  en  el huerto y la relación  con actividades  programadas  de otras áreas como son: vida social, educación plástica, lengua materna, nociones  elementales de matemática, entre otras. La educadora  deber  determinar el tiempo a dedicar a cada contenido programático.  Además, podrá  organizar varias actividades para un mismo contenido.
Al   seleccionar  los procedimientos metodológicos  para  abordar  los contenidos  de esta área se debe tener presente, en primer lugar,  que el objetivo principal que se persigue en este ciclo es enriquecer  las vivencias  de  los  niños, por eso al planificar  las  actividades  se procurar   que  estos contacten, lo más directamente posible,  con  el fenómeno  que  se analiza, lo observe, se asombre,  medite  sobre  él, pueda explorarlo con ayuda de los órganos de los sentidos,  pregunte y exponga  sus  ideas. Se debe ser muy receptivo  a  las  inquietudes  e interrogantes  que los niños del grupo tengan acerca de los  fenómenos naturales  y utilizarlos para fomentar la curiosidad y la  exploración por parte de estos.
Las  representaciones  que  se forman en los niños  acerca  del  mundo circundante  dependen  en gran medida del modo en que  ellos  ven  los objetos  y  fenómenos. De ah! que la observación se  convierta  en  un procedimiento rector en el enfoque metodológico del área.
La observación y la percepción tienen una base fisiológica común.  Con apoyo  en  la percepción se  reflejan  las  características  concretas externas de los objetos y fenómenos. La observación es un proceso  que puede alcanzar límites más amplios, ya que puede reflejar además,  las vinculaciones  y  dependencias  que existen entre   los  objetos,  sus regularidades generales y relaciones internas. Esto es posible  porque durante este proceso de observación interviene no sólo la  percepción, sino el pensamiento y el lenguaje.
La  percepción  del objeto sin un suficiente trabajo  del  pensamiento puede conducir a deducciones casuales y superficiales.
Por otra parte, el éxito de la observación depende en grado  considerable  de  la orientación de la atención hacia aquellos  aspectos  del objeto  o fenómeno que deben ser captados como  elementos  importantes así el lenguaje debe ejercer una función orientadora.
La  educadora  al planificar la observación debe  tener  presente  las características específicas de estos procesos en la etapa  preescolar. Como  es  conocido, cuando el  objeto observado por los niños  es  muy novedoso  para estos o de gran interés, como es el caso de  los  seres vivos,  en los primeros momentos de interacción con el objeto se  crea en  el  cerebro  un  potente foco  de  excitación,  que  los  mantiene abstraídos  por la percepción directa  y las preguntas del adulto  son imperceptibles para ellos.
De  ah! que se recomienda en esos casos presentar a los  niños  dichos objetos  o  seres vivos con antelación a la actividad  programada,  de manera que puedan observarlos libremente, aproximarse, interactuar  con ellos  y formarse para sí su propia impresión del objeto. con  posterioridad  durante la actividad programada, los niños logran una  mejor orientación de su atención hacia el sistema de preguntas preparado por  la maestra, lo cual permite una observación más efectiva del objeto en cuestión.
El  sistema de preguntas lo confecciona la educadora a partir  de  los objetivos  del  programa.  Debe tener en cuenta  los  conocimientos  y vivencias previos que poseen los niños y las características concretas del  objeto o fenómeno que se debe analizar. Debe propiciarse  que  se hagan  evidentes  en el proceso de observación las  características  y relaciones que deben ser captados por los niños.
Otro  procedimiento  metodológico importante es  la  comparación.  Los niños  podrán  observar  más de un objeto en  cuanto  a  determinados aspectos, para encontrar semejanzas y diferencias entre ellos.
A partir de los principios metodológicos expuestos, la educadora podr  crear  las  condiciones didácticas que considere  necesarias  en  cada actividad  para cumplir los objetivos del área, según su  creatividad, materiales disponibles y experiencia pedagógica.
A  continuación ponemos a su disposición algunas sugerencias  para  el tratamiento de los contenidos del área.
NATURALEZA INANIMADA
Algunas  características  del  sol.
La educadora podrá  proponer en cuarto y quinto año,  diferentes tareas para  este fin, por ejemplo: vamos a hacer con los brazos la forma del sol, ¿qué otras cosas hay de esa forma?
Los  niños  pueden  permanecer un rato al sol  y  otro  a  la  sombra: ¿cuándo tenían más calor?, ¿qué nos da el sol? Los niños observan  la sombra  y  detectan que no siempre está  del mismo tamaño,  también  se puede  organizar a modo de juego, el teatro de sombras.  Al  finalizar este aspecto los niños deben aprender que el sol nos da luz y calor
Se  recomienda evitar que ellos miren directamente al sol mientras  se realizan estas observaciones, pues daña la retina.
Manifestaciones de la necesidad de luz para las plantas y las personas.
Con el fin de orientar la atención y la percepción de los niños  hacia  estos  aspectos,  la educadora puede poner  en  práctica  experiencias sencillas,  como  colocar una planta dentro de una caja que  tiene  un agujero en la esquina. Los niños deberán regarla  cada día. Al destaparla,  la examinarán para ver en qué ha cambiado.  A los niños no  se les  deben  dar  los elementos esenciales de  esta  observación,  sino dirigirla de forma tal que ellos solos arriben a la conclusión de  que la planta se orienta hacia el lugar por donde entra la luz  (agujero), cambiando la posición del tallo.
Se  podrán hacer preguntas como: ¿por qué la planta se estar   inclinando?,  ¿por qué se inclina hacia ese lado?, ¿y esta otra planta  que no la colocamos en una caja se inclinó?, ¿por qué? Con la guía de  la educadora  los  niños   deberán concluir que la planta  busca  la  luz porque la necesita.
Para  demostrar que la luz es necesaria para las personas (sin luz  no vemos lo que nos rodea), se pueden crear las condiciones para que  los niños comprendan  que a pesar de que los objetos están frente a nosotros y tengamos los ojos abiertos, si no hay luz no los percibimos.
Esto  puede lograrse por medio de una observación comparativa  de  un local,  que  al cerrarse quede lo más oscuro posible. Anterior  a  ese momento  se le da la posibilidad a los niños de observar y   describir los objetos  del salón. Después se cierran las puertas y las  ventanas y  se les pide  que traten de encontrar con la mirada los objetos,  se harán preguntas hasta que ellos determinen que  no los ven y el  único cambio  es   la ausencia de luz. Se lleva una linterna,  vela  u  otra fuente  de luz para demostrarles que se logra ver aquello  donde  caen los rayos de luz y  comprueben que todo está  en su lugar, solo que  no había  luz. Se puede preguntar: ¿por qué no se ven ahora las  cosas?, ¿qué sucedió?, ¿qué es necesario para  poderlas ver? Ahora con la luz de la linterna  se ve, ¿por qué?
Al  seleccionar el tratamiento metodológico para que los  niños  comprueben que hay objetos que dejan pasar la luz (transparentes) y otros que no (opacos), se puede proponer mirar a través de objetos transparentes  (vidrio,  plástico, etc.) y opacos (cartón, madera, u  otros). La  educadora puede invitar a los niños a mirarse unos a los  otros  a través  de dichos objetos. Este proceso puede guiarse  con  preguntas: ¿puedes  ver a tu compañero?, ¿por qué? Luego se les pide a los  niños que busquen cosas a través de las cuales se pueda ver.
Se sugiere trabajar este contenido en el quinto año de vida, al  igual que los  que  le dan  continuidad mediante la observación de la transparencia del agua.
Conocimiento de algunas características del agua
El primer contenido que se recomienda abordar en el cuarto año de vida acerca  del agua es el referido a si algunos cuerpos flotan  en  ella. Esta actividad se organiza de una forma muy sencilla. Una  variante es invitar a los niños a que coloquen objetos en el agua (corcho, madera, plástico,  metal,  etc.),  observen y describan  qué  pasa:  ¿cuál  se hundió?, ¿cuál queda arriba? Guiarlos a la conclusión de que  algunas cosas se hunden y otras flotan.
Otro contenido es el que trata sobre los cambios del estado físico del agua,  siguiendo  el  principio del carácter activo  del  niño  en  el proceso de enseñanza.
La maestra podrá  escoger diversas variantes para tratar este  aspecto. a)  Proponer  a los niños recoger un poco de agua en un  recipiente  y observar  las  características (líquido, se derrama, etc.)  y  después colocarlo en el congelador. Pasado un  tiempo prudencial, sacarlo  del recipiente  y observarlo: ¿qué cambió?, ¿por qué?, ¿cómo está el  agua ahora?, ¿se derrama?, ¿está  caliente o fría?, ¿por qué?
b)  Orientar a los niños colocar el recipiente en un lugar  visible  a temperatura  ambiente  un rato y de nuevo observar: ¿qué  pasó?,  ¿por qué? Dejar que ellos se expresen y saquen conclusiones. Se les  puede estimular  a  que digan rimas o poesías sobre el agua, y  repitan  los experimentos  en  su casa. También, la educadora puede  invitarlos   a observar qué sucede si se calienta agua. Observar el vapor al ebullir.
Estas observaciones las pueden hacer los niños en su casa con ayuda de sus padres en caso de que sea imposible organizar la experiencia en la institución.  La educadora les podrá  formular preguntas a  los   niños como:  ¿qué observaron?, ¿saben por qué?, ¿qué pasaría si quitamos  un rato la cazuela de la candela?.
Al  tratar algunos aspectos del agua, resulta favorable recurrir a  la comparación. Por ejemplo: al analizar que el agua es inodora se  puede proponer a los niños oler diferentes líquidos (perfume, alcohol, café, etcétera) y compararlos con el agua. La educadora los estimular  a que expresen el resultado de su comparación: ¿este tiene olor?, ¿y  este?, ¿el agua tiene olor?, ¿en qué se diferencian?. El mismo  procedimiento puede  emplearse al analizar que el agua no tiene sabor. Se  le  puede proponer a los niños probar cosas dulces, saladas, ácidas y compararlas con el agua.
Se sugiere impartir en quinto año de vida el aspecto referido a si  el agua  permite pasar la luz porque es transparente. Una variante es  la siguiente: los  niños miran a través de un recipiente con agua  y  de otro con leche y comparan el resultado. Se  puede  preguntar: ¿qué ves a través del agua?, ¿y cuando miras a través de la leche, puedes ver?, ¿por  qué?
Se deben aprovechar los procesos de alimentación  y de atención a  los animales y plantas para enfatizar la importancia del agua.
Conocimientos  de la existencia del agua.
Con  el  fin de  aumentar las vivencias acerca del aire  la  educadora debe  propiciar que el niño comprenda que aunque el aire no se ve,  si lo  sentimos.  Para esto pueden instrumentarse  diversas  vías,  entre ellas la siguiente: la educadora puede preguntarle a los niños,  ¿cómo sabemos  que hay aire?, ¿lo vemos?, ¿lo sentimos?, ¿lo  tocamos?  Los niños conversan sobre qué nos hace el aire, cómo notamos su  presencia (nos  despeina,  nos empuja, mueve las hojas, los barcos de  vela,  lo cogemos al respirar, etcétera).
Se puede invitar  a  los niños a colocar barquitos de papel en el agua y  echarles  aire para notar cómo se desplazan. También se  les  puede proponer  respirar fuerte y colocar la mano cerca de la cara para  que sientan el aire que expulsan, entonces  preguntarles: ¿podemos  estar mucho  rato sin respirar?, ¿necesitamos el aire? Otro  recurso  puede ser   presentarles globos, pelotas u otros objetos inflables para  que los niños digan qué tienen dentro y lo comprueben al dejar escapar  el aire.
Observación de las nubes
Al  observar  las  nubes los niños tendrán la oportunidad  de  ver  la variedad en cuanto a forma, tamaño y color. Podrán establecer  algunas relaciones entre su color y la posibilidad o no de lluvia. Las preguntas de la educadora pueden servir de guía en estas observaciones, por ejemplo:  ¿ las nubes nos indican que va a llover?, ¿cómo  lo  saben?, ¿cómo  se  dice que está el día cuando en el cielo hay  muchas  nubes? (nublado);  busquemos la nube más grande y la más pequeña, ¿qué  forma tienen?, ¿a qué se les parece?.
Estas actividades pueden vincularse con educación musical y plástica, donde  los  niños pueden recrear todas estas vivencias  con  canciones referentes a las nubes y la lluvia, así como dibujos y modelados sobre ese tema.
Las  actividades programadas referentes a la naturaleza  inanimada  se irán  insertando en los diferentes períodos durante el curso  escolar, tratando siempre de propiciar el contacto directo con los fenómenos.
Las observaciones del estado del tiempo.
Estas observaciones se realizarán diariamente en cualquier momento del día.  Servirán  para reafirmar los conocimientos acerca  del  sol,  el aire, el agua, las nubes, entre otros. La educadora podrá, en ocasiones, utilizar algunos medios didácticos para facilitar la  observación o  permitir que los niños reflejen el resultado de esta. Por  ejemplo, puede  sacar banderitas al patio para percibir si hay brisa, viento  y su dirección. Puede proponer a los niños dibujar después de la observación, algún aspecto que se quiera destacar.
Con  el fin de que los niños distingan las variaciones del estado  del tiempo,  estas observaciones podrán realizarse más de una vez al  día, cuando  estos  cambios se hagan evidentes. Por ejemplo: un  día  puede amanecer soleado, por la tarde nublarse y llover, o viceversa.
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